Bueno, a lo que iba es que, estar de vacaciones en Santiago, no es estar de vacaciones en sí. Podría pasar como un fin de semana tranquilo en tiempos colegiales (actualmente universitarios y para los grandes, de trabajo) pero no son vacaciones a toda raja como las que tienen los de todas las franquicias de Jersey Shore. Estar en Santiago es quedarse haciendo la casa, cocinando weás ricas, ir a un bar de vez en cuando, ir a tomar sol a la piscina para prepararte en tus verdaderas vacaciones y la principal atracción es IR A UN MALL.
Yaaaa, si ya sé lo que piensan, típica galla fancy que se la pasa toooodo el verano en el mall, no si yo odio el mall bla bla, pero igual los salva cuando quieren salir con la chica(o) que les gusta en cuanto a asesoramiento de imagen e invitaciones a comer. Si igual TODOS estamos condenados a ir a un mall por lo menos una vez en nuestra vida, porque quieran o no igual es necesario y a veces, hasta entretenido.
La cosa es que quería hablarles de que el otro día estaba viendo lo nuevo en tendencias shilenas y las niñas más pindi están probando el trending topic de usar mini falda de mezclilla. Ya, bonito, femenino y sobrio. Quiero una, obviamente, porque todas queremos ser iguales en Chile y no nos atrevemos con nada, así que filo, sigamos una moda, convirtamos lo hipster en mainstream, seamos todos pokemones, después dejemonos todas el pelo largo y liso y usemos las falditas con botones adelante. Ya, entonces con mi imagen mental de que me iba a ver como Mía Colucci de rebelde con mi falda nueva, partí a la ropa americana del Orange Blue.
Obvio que me iba a ver así, que difícil es ser tan linda como yo |
La situación fue así:
P.D: tengo semi-parkinson en las manos, así que probé nueva modalidad de dibujo en la real life y no pc. Igual estoy así de piel en la vida (no tenía más plumones) |
Pucha, al final no me veía tan Eva Longoria, más bien parecía la tía Sonia en la gala de ayer. Así que me resigné terrible entristecida por la vida, cabizbaja y buscando motivos para seguir viviendo. Entonces me metí al mall de todos los chilenos, el Apumanque, y me puse a ver que más variedad me ofrecían aparte de ropa interior barata, vestidos de graduación de Patronato con el precio inflado en 200% y chalabotas. y Tricot. Entonces me encontré con la bella sorprais de que la remodelación de tiendas cada dos segundos (por eso, aunque hayai vivido 10 años al lado del apumanque sigue siendo panorama fijo que te perdai (AH, pero pal' patio de comidas, todos sabemos donde queda)) rindió frutos: Habían puesto mil de esas tiendas colombianas con ropa bien seleccionada de Patronato. Así que me metí a una.
Cuando entré, me fijé que había un negrito que atendía. Ya filo, si los negros son simpáticos. NOOO, este NO. Bueno, en verdad no se si era simpático o no, pero tenía los ojos demasiado grandes y blancos y con un punto muy chico al medio (ya weno, pupilas pa' los secos en medicina) y como que no paraba de clavarme la
La galla ordinaria que ni siquiera se molesta en sacar bien la foto |
Después de esa experiencia parecida a "El Cuervo", salí corriendo y me prometí a mi misma jamás volver al apumanque. Aunque igual después volví y me compré una polera a 3
No hay comentarios.:
Publicar un comentario